Samhain o Samain


Samhain o Samain es la festividad de origen celta más importante del periodo pagano que dominó Europa hasta su conversión al cristianismo, en la que la noche del tránsito de octubre a noviembre se celebraba el final de la temporada de cosechas en la cultura celta y era considerada como el "Año Nuevo Celta", que comenzaba con la estación oscura.
Es tanto una fiesta de transición (de un año a otro) como de apertura al otro mundo.
Su etimología gaélica samhain significa "fin del verano"

Samhain Beratón (SO) 01/11/22

El interés que despierta #SamhainBeraton, la convierte en un referente extensible a todas las comarcas y municipios del ámbito celtibérico

Una cita con las raíces, el conocimiento, la comunidad, la gastronomía, la música y la superstición, en un vistoso enclave de altura (1400m).


La Asociación Cultural "Cruz de Canto" se encarga de programar, al detalle, todo lo que va a suceder a partir de las diez de la mañana, momento en que empiezan a llegar locales y visitantes mientras se afinan los últimos detalles en torno a la charla en el pabellón. La hoguera ya está dispuesta, frente al castro.


Los conocimientos los ponen Javier Hernández y Marta Chordá, que nos hablan de nuestras propias raíces en una clarificadora y amena charla. Entendemos con ellos que la tan difundida "Fiesta de Halloween" no es más que una impostación norteamericana sobre una conexión ancestral entre nuestros vivos y nuestros muertos. Sabemos que en la "Guía Turística de la Celtiberia", presentada por Prames, hay mucho más sobre nuestra cultura. Los ejemplares se agotan.


La subida al castro era un paseíto. Cuesta arriba, pero un paseíto. Se elevaba dominante ante nuestra vista. Allí, Ana Lamas y Vicente Chueca nos pusieron en contacto directo con nuestro pasado. Allí despedimos la luz del verano y miramos esperanzados a la etapa oscura respirando profundamente.


La Chopera de Beratón, poco más allá de "La Fuentecilla" y junto al antiguo enclave del recordatorio a "Las Ánimas", fue el lugar elegido para ponernos en contacto con nuestros difuntos reconociéndonos vivos, y transeúntes al fin y al cabo. En tarjetas de colores escribimos los deseos y los malos rollos que luego quemaríamos en la hoguera. Los más pequeños vestían de "Halloween", los mayores lucían atavíos de memoria celtibérica.


La atracción por los misterios del fuego nos devolvía a la plaza. Después de "La leyenda de Jack O'Lantern", de inspiración irlandesa, nos deleitábamos con sus formas, veíamos arder nuestros pensamientos escritos y prendíamos las velas que podríamos colocar en un nabo, al estilo antiguo, o simplemente mantenerlo encendido en nuestro hogar para facilitar el trasiego de los espíritus de nuestros antecesores.


Después llegó la cena comunal. Gastronomía de productos locales, con un punto de sofisticación que la versada cocinera supo dar a las diferentes setas de temporada, dando gusto al paladar de un buen número de personas de todas las edades, y en completa armonía. Luego la música nos pondría en manos de la noche cerrada, fresquita pero agradable, y nos volvería a envolver la mañana del domingo a la hora del vermú tras el paseo del despertar.


Quizá pueda servir este pequeño reportaje para reflejar las mil sensaciones que se pudieron vivir en este encuentro, aunque cada uno lo haría a su manera. Lo que sí es del gusto común es la impresión que todos los presentes compartían en cuanto a lo gratificante que era vivirlo y lo interesante que resultaría que algo así se fuera repitiendo por cada rincón de nuestra geografía, rindiendo culto a nuestros muertos y a nuestros vivos. Fenomenal la organización, el interés de "Cruz de Canto", de Vicente Chueca, y de la buena junta de voluntarios que tan generosamente colaboraron.






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